El ciclo de la vida de todo ser vivo se manifiesta con el nacimiento, el crecer, y morir en algún momento. De todas ellas ignoramos dos – ya sea por conveniencia o por miedo- y le ponemos atención a una, el crecer.
Desde que tenemos uso de razón las emociones y el razonamiento son los que controlan a nuestras vidas. Cuando empezamos a reconocer cada una de las partes que conforman a nuestras vidas, es lógico que deseemos poseerlas. Cuando niño la persona busca lo que puede hacerle feliz y el mejor ejemplo de ello está en las demás personas (uno busca aquello que hace feliz a alguien más, un niño quiere una bicicleta cuando ve a otro feliz sobre ella en aquel parque esa tarde); pero ¿Qué ocurre cuando ve a otro niño sonreír al obtener una buena nota y es felicitado por el profesor? Obviamente se intenta hacer lo mismo, y ¿si no lo logra? Se cae en una profunda depresión, solo en ese momento tenemos tres opciones: primero después de que observaran nuestro esfuerzo otras personas vinieran y nos ayudaran; segundo al no poder conseguir esa felicidad de esa manera se la ignora, se deja y persistimos en otras; y tercero y al parecer una de las más significativas, una persona empieza a seguir adelante por sus propios medios solo ocurriendo un inconveniente (la mayoría de estas personas se convierten en solitarias y extremadamente orgullosas, además de poder controlar sus emociones, se aprende como actuar)
Sea cualquiera la elección que tome el niño en este momento de la vida, empieza a “crecer” y esto implica conocer más sobre sí mismo y sobre los demás. Es aquí donde hace su primera aparición aquella emoción que perturbara, para mal o para bien, el centro mismo de una persona. Cuando empezamos a comprender a los demás encontramos aquello que nos relaciona con, hasta ahora, otras personas, encontramos a adolescentes que tomaron la misma decisión que cuando eran niños (jugamos, hablamos, nos sentamos en clase, y hasta nos vamos a casa con ellos). La amistad es algo que no se puede evitar y por mas que se quiera dar niveles de ello, se pueden catalogar en dos: una que se basa en la simple afinidad, y la otra centrada en la comprensión; todo aquellos tiene que ser forma mutua para que funcione. Se piensa que la amistad no existe en forma simple ni compleja por el hecho de que nadie puede comprender a otra persona, porque si fuese cierto no existiría lo que llamamos soledad. Aunque la palabra misma sea en cierta manera “fastidiosa” es real por el hecho de que todas las demás emociones también no logran concretar su significado por completo; la realidad se centra en ello, casi nada es absoluto y sin embargo sucede. Pero en ese momento hace su aparición el “amor”, aquella figura que de alguna manera se apodera de nuestra mente, aquello que por mas formulas que apliquemos resulta ser ilógico y sin embrago copa nuestra vida, es como si ingresara en nuestro cuarto (siempre tenemos a comparar al corazón con una habitación que posee todas las cosas que más estimamos y queremos) se sentara en nuestro escritorio y nosotros allí mirando cada movimiento, el choque de nuestras miradas, eso es absoluto. Eh aquí el paréntesis en la vida de cualquier persona llegue en el momento que llegue. Hasta ese momento la lógica y la búsqueda de la verdad gobernaban nuestras vidas.
El amor tiene un mismo comienzo para todas las personas, siempre tienden a cambiar inexplicablemente la vida de otra, desde el primer momento que besas a alguien comprendes que encontraste una realidad, una verdad, por fin logras entender a tu entorno, es como una respuesta que puedes tocar. Mas el sobrellevar una relación es completamente un misterio por la diferencia de cada pensamiento humano.
Después de este paréntesis se tiene que regresar una vez más a tu vida, de una forma diferente pues ahora te enfrentas al “mundo cruel”, los sueños dejan de ser totalmente prioritarios, al juntar todas las emociones con el nuevo descubrimiento del exterior- por que hasta ese momento “solo se trataba de uno mismo”- se tiene una necesidad de posesión. Es este un nuevo comienzo, una vez más volvemos a crecer, una nueva etapa de la vida.