jueves, 26 de noviembre de 2009

TAL VEZ UNA CARTA DE ATENCIÓN

El ciclo de la vida de todo ser vivo se manifiesta con el nacimiento, el crecer, y morir en algún momento. De todas ellas ignoramos dos – ya sea por conveniencia o por miedo- y le ponemos atención a una, el crecer.

Desde que tenemos uso de razón las emociones y el razonamiento son los que controlan a nuestras vidas. Cuando empezamos a reconocer cada una de las partes que conforman a nuestras vidas, es lógico que deseemos poseerlas. Cuando niño la persona busca lo que puede hacerle feliz y el mejor ejemplo de ello está en las demás personas (uno busca aquello que hace feliz a alguien más, un niño quiere una bicicleta cuando ve a otro feliz sobre ella en aquel parque esa tarde); pero ¿Qué ocurre cuando ve a otro niño sonreír al obtener una buena nota y es felicitado por el profesor? Obviamente se intenta hacer lo mismo, y ¿si no lo logra? Se cae en una profunda depresión, solo en ese momento tenemos tres opciones: primero después de que observaran nuestro esfuerzo otras personas vinieran y nos ayudaran; segundo al no poder conseguir esa felicidad de esa manera se la ignora, se deja y persistimos en otras; y tercero y al parecer una de las más significativas, una persona empieza a seguir adelante por sus propios medios solo ocurriendo un inconveniente (la mayoría de estas personas se convierten en solitarias y extremadamente orgullosas, además de poder controlar sus emociones, se aprende como actuar)

Sea cualquiera la elección que tome el niño en este momento de la vida, empieza a “crecer” y esto implica conocer más sobre sí mismo y sobre los demás. Es aquí donde hace su primera aparición aquella emoción que perturbara, para mal o para bien, el centro mismo de una persona. Cuando empezamos a comprender a los demás encontramos aquello que nos relaciona con, hasta ahora, otras personas, encontramos a adolescentes que tomaron la misma decisión que cuando eran niños (jugamos, hablamos, nos sentamos en clase, y hasta nos vamos a casa con ellos). La amistad es algo que no se puede evitar y por mas que se quiera dar niveles de ello, se pueden catalogar en dos: una que se basa en la simple afinidad, y la otra centrada en la comprensión; todo aquellos tiene que ser forma mutua para que funcione. Se piensa que la amistad no existe en forma simple ni compleja por el hecho de que nadie puede comprender a otra persona, porque si fuese cierto no existiría lo que llamamos soledad. Aunque la palabra misma sea en cierta manera “fastidiosa” es real por el hecho de que todas las demás emociones también no logran concretar su significado por completo; la realidad se centra en ello, casi nada es absoluto y sin embargo sucede. Pero en ese momento hace su aparición el “amor”, aquella figura que de alguna manera se apodera de nuestra mente, aquello que por mas formulas que apliquemos resulta ser ilógico y sin embrago copa nuestra vida, es como si ingresara en nuestro cuarto (siempre tenemos a comparar al corazón con una habitación que posee todas las cosas que más estimamos y queremos) se sentara en nuestro escritorio y nosotros allí mirando cada movimiento, el choque de nuestras miradas, eso es absoluto. Eh aquí el paréntesis en la vida de cualquier persona llegue en el momento que llegue. Hasta ese momento la lógica y la búsqueda de la verdad gobernaban nuestras vidas.

El amor tiene un mismo comienzo para todas las personas, siempre tienden a cambiar inexplicablemente la vida de otra, desde el primer momento que besas a alguien comprendes que encontraste una realidad, una verdad, por fin logras entender a tu entorno, es como una respuesta que puedes tocar. Mas el sobrellevar una relación es completamente un misterio por la diferencia de cada pensamiento humano.

Después de este paréntesis se tiene que regresar una vez más a tu vida, de una forma diferente pues ahora te enfrentas al “mundo cruel”, los sueños dejan de ser totalmente prioritarios, al juntar todas las emociones con el nuevo descubrimiento del exterior- por que hasta ese momento “solo se trataba de uno mismo”- se tiene una necesidad de posesión. Es este un nuevo comienzo, una vez más volvemos a crecer, una nueva etapa de la vida.

miércoles, 18 de noviembre de 2009

Tal Vez una Carta al MP3

La música es quizás el verdadero néctar de la vida, aunque a veces te la quite, por ejemplo… ¿Quién no ah escuchado esa masoquista canción de willi Noriega “corazón mío” que inexplicadamente suena justo cuando tuviste una pelea con tu chica (dato curioso…solo en ese instante escuchamos la canción por completo), o la clásica banda sonora de rocky que nos traen a la memoria nuestro cuerpo tallado por los dioses y las memorables canciones filosóficas como “Forever Young” de Bob Dylan que la busque porque uno de mis hermanos me dijo que aparecía en la serie “los años maravillosos” nos recuerdan a la madura y hermosísima Wyni Kuper ( a los 7 años y con casi todas las películas prohibidas para uno, además del totalmente repetible “rey león”, winy era la niña ultra deseada, luego vendría Katherine z Yons, Nicole kidman, últimamente Megan Fox y la verdaderamente ultra deseada Penélope cruz) … ah me olvidaba y Kevin que también estaba en la serie…

Canciones que de alguna forma se han apoderado de la vida de nuestra generación, a aquella que está atrapada entre los anteriores al 80´y 90´, uno no sabe realmente si debería escuchar mas a “The who” “IRON MAIDEN” o la “música de paso en nuestra generación” desde aca voy diciendo que soy archienemigo de la cumbia actual y todos sus compinches (regeton, chicha y folclore) OJO digo actual, por que las de antaño no tienen comparación y me refiero mas que todo a la letra de estas verdaderas canciones, admito que no las escucho con regularidad – no están en mi mp3 a excepción de los heroicos errantes de chuquibanba que nos recuerdan el sillar blanco de nuestra casa.

Atrapados en ese limbo de no saber si seguir fieles a dylan, zeppelín, nirvana, quin, the cranh berris y hasta al rey del pop Michael Jackson, o apoyarnos fuertemente a cold play, un tanto al rapero eminen, linkin park, etc., por lo pronto mi alma se mueve más con la generación antes de los 90´ .

Digo esto- y para de una vez explicar porque la creación del blog que es una suerte de libertad de expresión donde las denuncias por difamación no caen tan enserio, además de la clara liberación de estrés- digo esto porque sucede que en una clase de la universidad una amiguita mía, yo tengo 21 y ella casi 17, me pidió mi mp3 para escuchar música y así poder relajarse del bullicio impresionante de los compañeros, que más que ninguna otra cosa desean ser escuchados- …- encarnando una competencia sin cuartel sobre anécdotas y planes para el fin de semana que será dentro de 4 días... Bueno, tomo el mp3 en un acto de arrebato, me lo quito en realidad (yo no sabía que me lo había pedido pues tenía en las orejas los audífonos y a Charly García a full)…después de tres minutos me dijo:

-que aburrido ¿Quién es Soda estéreo?- acoto al mirara al intérprete en el menú del mp3 Sony original que orgullosamente paseo todos los días en el parque universitario.
-no lo conoces?- hice una mueca de asombro un tanto Bart Simpson combinado con mi pobre angelito.
-… no quiero saber tampoco… toma te la devuelvo…- regreso mi mp3 Sony original a mis manos con una extraña sensación de violación a sus derechos musicales.

Por ello y por todos los que huimos de las “tunas” y los que arrastran a una pobre guitarra por la universidad… me quejo y me quejo. ¿Quién entiende a esta juventud?
Antes de juzgar todo este remolino musical tal vez sería bueno decir que todas las generaciones tienen sus características y claro la música nos marca de por vida, si le hablas a alguien de 15, 17, y hasta creo yo 18 años de Soda Estéreo, Duncan dhu, danza invisible que son solo una parte del rock heroico de los 80 te dirán frunciendo el ceño y eso que es de q época existen? , bueno tal vez no podamos culparlos el regento y cumbia llenan los espacios radiales de una forma para mi hasta casi abrupta y a veces monstruosa.

Llego a mi casa y quiero disfrutar un poco de buena música y tengo no más que unas pocas opciones, en la radio z rock and pop, panorama y ya pues ni modo cuando uno este ps en uno de esos terribles días ritmo romántica(es decir llegas a tu casa nada bueno ni nuevo y ya pues no modo…),tal vez sea que simplemente no los conocen o no se les suena conocido me suele pasar me preguntan por algún cantante o me mencionan la canción y no la conozco pero si la escucho se dé que me están hablando.

Bueno sea ya que gustos son gustos la música es y seguirá siendo un refugio, una fuerza, un escape, y una bella alternativa de expresar lo que sentimos, pensamos y queremos (entonces hablemos de los hombres g y devuélveme a mi chica o algo parecido).

Explicando todo eso de la radio, ¿Quién podría culparlos por escuchar esta música?
Bien vas en una combi rumbo a la universidad mientras dices –ash la misma música todos los días, entras y claro el chofer que gusta muchísimo de estos géneros le da la bendita gana de poner sus regetones y cumbias a full volumen. El resultado una semana después de una terapia regetonera y cumbiandera de una semana; ja… que a pesar de que no te guste para nada (me incluyo), ya te sabes las letras quien la canta así como la vida y milagros del susodicho cantante.
Y vaya que luego se te escapa o no puede mecánicamente taradearla y la eterna pregunta ¿No dijiste que no te gustaba?-claro que no, pero la tengo en la cabeza-.

Y fuera de todo eso, creo que pese a todo al llegar a casa una de las cosas en las que siempre pensamos es en la música, relajante al estilo de cada uno ¿o, tú qué crees?

jueves, 5 de noviembre de 2009

Tal vez una carta de postulante

Hace dos días estuve caminando por plaza de armas de la ciudad, y vi como un niño le pedía a su mama comprar una película animada; pero el niño había tomado un mal momento para su solicitud, la madre estaba con el celular en la mano y contestaba una llamada, así que mientras el niño la tomaba de la blusa ella trataba de alejar al recién inoportuno, fue que en el fragor de la lucha el niño cayo y empezó a llorar, su madre lo observo por un momento, corto la llamada y alzo en sus brazos al desconsolado infante.

Pero la caída del infante me recordó que hace tres semanas quiero comprar una película en especial, “UP”. Si más ni más, fui a comprarla y de paso saludar a un amigo que está en el negocio de los DVDs “gravados del original”. Cuando llegue no lo encontré y tampoco a la película. Regrese cuatro días después y tampoco lo halle, cuatro días después y ni rastro de mi amigo del colegio. Solo habían dos posibles explicaciones, una mujer o en verdad se puso a estudiar para ingresar a la universidad; opte por la segunda opción, por ser la más pertinente además de conocer la actitud de mi camarada; lamente que haya caído en esa permanente exigencia por no ver televisión, estar alado de una ventana y ver a tus amigos bajar de la canchita de la esquina, ser visto por nuestros padres y hermanitos como un gran hombre en busca del destino (dato curioso, solo nos llaman cuando el almuerzo o la cena esta lista, reconfortante pero extraño), salir a la calle después de una semana y estar como vampiros tratando de alejar el sol de nuestros ojos; y como no, escuchar las infinitas experiencias de miembros de la familia que ya habían pasado por lo mismo, la famosa frase de “en mis épocas de estudiante”. En fin, lamente que haya hecho voto de abstinencia y encarcelamiento en su cuarto; no pude evitarlo y “más viejo que nunca” recordé también esos meses.

En la vida adolescente, estando en la cima de los niveles colegiales, ósea estar en quinto de media y por lo menos ser respetado por aquellos que siguen en el camino de hacerse un espacio en el medio; uno solo piensa en descansar después de ocho meses de partidos de fulbito, la última contienda electoral, interminables profesores y sus incomprendidas tareas (aun no entiendo porque cada grupo tenía que traer un pobre Cui, “dormirlo” y luego extraer sus partes internas, fue entonces cuando comprendí que la anatomía es muy Dura) ah! Y por supuesto que los días de estudio junto con la “interminable” información de los libros y sus personajes, que más tarde nos dirían “nos volvemos a ver”. Cuando uno sale del colegio, empieza la búsqueda de la nueva estadía en la sociedad. Para ponerlo en palabras simples y comprensibles; cuando estamos viendo el partido entre el Madrid y el Barcelona, irrumpe en tu cuarto aquella figura que se asemeja a tu padre (en ese momento descubres una nueva actitud de tu progenitor) y expone sus cartas “¡¡o trabajas o estudias!!”, el dinero siempre es una tentación casi incontenible, pero aun no es tiempo de sacrificar al adolescente en su cumbre; aparecen nuevos horizontes.

Como en todo proceso de admisión, la preparación preuniversitaria es una carrera sin cuartel hacia una vacante. En un principio llegas a una nueva clase donde existen alumnos de diferente coeficiente intelectual, y hasta se hacen amigos en el primer día, pero cuando entra el profesor, todos miran al frente y nadie se conoce, te das cuenta que entraste al “aula 1”. Como todo proceso el inicio siempre es esperanzador, “tengo más de tres meses para prepararme, no habrá ningún problemas” empiezas a hacer un tanto de vida social, sin descuidar claro esta las “clases importantes”. Te das cuenta que también existen alumnos que comparten las mismas ideas que tú con respecto a una casi obligación de preparación, y hasta parece que podrías reinventar tus épocas de colegio; como una especie de remembranza del pasado empiezas a jugar nuevamente fulbito, comentar sobre alguna serie de la televisión, pero a diferencia del colegio, los recreos en una academia solo duran minutos y cada uno se retira a sus clases y escuchan a un profesor que se jactan de saber tan solo una materia en “su vida”; su mayor arma es poner en ridículo a algunos estudiantes despistados, incluso se utiliza al machismo o feminismo dentro de sus estrategias de enseñanza. Eso es en cuento a las academias preuniversitarias que no hacen otra cosa que implementar sus ingresos con egocéntricas campañas “marketeras”; y si no es cierto, ¿Por qué se tiene que jerarquizar a las diversas clases que existen?- dato amargo, solo los alumnos de la “clases 1” reciben apoyo incondicional.

Después de un mes te ves resignado a alado de tu ventana con las cortinas cerradas para no ceder a la tentación de salir y jugar carnavales con las no tan niñas de la esquina; pero no!!! estas con tu libro de geografía tratando de meterte en la cabeza los nombres de las tres cordilleras del Perú, con sus pongos y nevados. Te reencuentras con los personajes que viste por fotografía en tercero, cuarto y quinto que de media, lamentándote no haber memorizado las acciones de la guerra con chile; y ni hablar de los “sujetos” “verbos” predicados” y sus respectivos sintagmas; y agradeciendo el momento que apostate una cena con la profesora de matemática a que no aprendías geometría, deseando haber apostado mas, pero es tarde y los números toman la figura de Freddy kruger en tus pesadillas.

Después de dos meses, ya no te das cuenta que tiene una ventana con cortinas puestas…
Faltando una semana para el día del juicio final, empiezan a aparecer anomalías en tu cuerpo, encuentras tus manos todo el tiempo sudoroso, respondes preguntas antes de que estas hayan sido terminadas de formular, tienes 758 mensajes sin contestar en tu correo electrónico; te das cuenta de este estado cuando te encuentras con tu plato de arroz con pollo y un extraño libro abierto con el título “la oración compuestas subordinada adverbial”, solo entonces te haces la pregunta ¿en dónde estoy?

Un día antes te resignas y vas al techo de tu casa, ves a la luna más grande de lo acostumbrado y hablas con tu siempre amigo que esta allá arriba observándote, y le haces un pedido sincero. Esa es la noche más adulta que un adolescente pueda tener, teniendo tu primer encuentro con la realidad tan cruda y cruel, y no sabes a donde huir (acudes a tu familia primero, pero solo encuentras mas y mas anécdotas de sufrimientos pasados, sales a la calle- increíblemente ese día si tienes permiso para salir a donde sea- buscando alguna distracción, encontrando solo a universitarios y sus libros con nombres diferentes a los tuyos; entras al msm y tus amigos solo te hablan: o bien de la gloriosa época del colegio o de la carrera a la que postularas. Regresas a tu casa lees tu antigua revista de Mafalda y te echas a tu cama esperando la hora.
Recordando aquellos meses, empiezo a compadecer a mi amigo, deseándole toda la cordura del mundo, y no suerte porque sería casi una ofensa a alguien que estudio por más de tres meses metido en un cuarto, quedándose hasta las tres de la mañana, desayunando con un libro alado y sentándose en primera fila para no ser presa de distracción que causa la secretaria del frente. Sería casi una ofensa.

…Después de cuatro días regrese y encontré el negocio cerrado, di media vuelta y seguí caminando.