No existe en realidad una manera para describir un lamento, o una disculpa. ¿Cómo hacerle saber a alguien todo el “lo siento” que tiene uno dentro?, nunca podrá saberlo por completo y es en realidad esto último los que nos llena de tanta desesperanza, pues si lo sentiría como uno mismo no habría razón de arriesgarse, no habría duda, sería una acción y deseo perfecto.
Pero no se puede hacer, y es entonces cuando escribimos, cantamos, pintamos, creamos y empezamos a caminar por las calles mirando a todas partes en un profundo silencio, como si todo marchara tan rápido, fantasmas que pasan por nuestro lado y nosotros en medio andando y llorando mientras recordamos como nuestra esperanza bajó de unas gradas frente tuyo y se fue sin siquiera percatarse de tu presencia. Te vez en un pasadizo angosto y tan largo, pisando los mismos pasos de hace unos años, escuchando los susurros de tus pies; y por cada metro un recuerdo, por cada espacio una sonrisa y por cada mirada perdida su nombre en una realidad regresada al sueño que con tanto esfuerzo nos costó traer a este mundo. Ese mundo se detiene y desesperadamente buscamos aquella parte del reloj perdido.
Yo quisiera decirles como salir de esa situación, decirles por ejemplo que es mejor afrontar cada sentimiento e idea referida a él o ella, para así buscar una verdad y no caer en la acción egoísta del olvido o la evasión hipócrita. Lo cierto es que esa es la mejor opción, pero nosotros ya no queremos decidir. Quisiera decirles que duele hasta el punto de la muerte, pero la verdad es que borra todo, cada pixel de tu imaginación donde solo estas tu. Me gustaría escribirles que todo esto es una tontería… pero tal vez es lo único real de este mundo que comprenda nuestro corazón en cada parte y rincón. Algunos cantan, pintan, crean pero yo escribo.
Aferrarnos a una idea de tal manera que moriríamos por ella, es lo único que nos hace extraordinarios faltándonos todo lo demás; tenemos una casa con un televisor, un mueble, una sola silla, un camino recto y hasta una mano sin anillo. Escuche decir en una serie de televisión que cuando esto se acaba……….. se acaba, no queda más que hacer.
A fin de cuentas, todos nosotros no somos tan diferentes en ese aspecto, lo que nos distingue en realidad es lo que hacemos a partir de ese instante, y déjeme decirles que la única manera de seguir es entregarnos a ese vacío, todo aquello que tal vez se borro, ese primer roce de manos o el palpitar de tu corazón al abrazarla, el beso que nos enseño la verdad de la soledad, una mirada, un corazón y un camino de dos. Entregarnos a toda esa confluencia y destello de ruidos punzantes en la cabeza. Entregarnos a aquella implosión en nuestras almas, y a lo que nos alejo y acerco a este lamento. No sé que seguirá después pero estoy absolutamente seguro de que es la única forma de seguir adelante, redescubrir que es lo único que nos hace extraordinarios, lo único que me acerco a ella, lo único importante.
Llegue hasta aquí y aun sigo escribiendo, encontrando en aquel gran oscuro vacio lo que toda mi desesperanza no pudo destruir, y es lo mejor de mí… eres lo mejor de mí.
“Siempre es lo mismo, y me veo sentado alado de un gran árbol en el atardecer, junto a un verano tan lejano de todo este mundo, en lo más alto de mi imaginación. Cuando una brisa me llama la atención, y una hoja caída me descubre tu imagen, y nos conocemos allí juntos en todos los colores del universo, solo entonces puedo amarte"
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